El próximo lunes 4 de junio se llevará a cabo el anual
sorteo de agentes libres (draft), en donde se tiene la esperanza que de tres a
cuatro puertorriqueños puedan ser seleccionados en rondas altas.
Es de conocimiento general la crisis que estamos pasando
en cuanto a peloteros puertorriqueños participando en las Grandes Ligas se
refiere. Por eso este sorteo al igual que el grupo de talentosos jóvenes ya
firmados pero todavía abriéndose camino en las menores nos dan esperanza de que
en un futuro no muy lejano, podremos disfrutar de más de los nuestros a ese
nivel.
En nuestra historia deportiva hemos visto como los
nuestros se han podido abrir paso al mejor béisbol del mundo a pesar de
experimentar circunstancias adversas. Me refiero a guerras y otros conflictos
bélicos mundiales, recesiones y segregación racial, por nombrar algunas. Aun
así vimos como el país, sus dirigentes deportivos y atletas nacionales se las
arreglaron para representarnos dignamente en las mayores.
Ver como un Hiram Bithorn y un Luis Rodríguez Olmo nos
representaron dignamente a ese nivel en los años ’40 aun cuando el mundo se
encontraba en medio de una guerra. Un Victor Pellot Power, Roberto Clemente y
Orlando ‘Peruchín’ Cepeda, entre otros, se abrían paso y brillaban con luz
propia en los ’50 con toda y la segregación racial en los Estados Unidos. Estos
héroes fueron los que dieron pie al ‘boom’ de grandesligas puertorriqueños de
los años ’60 en donde alrededor de 25 de los nuestros debutaron a ese nivel
durante esa década.
Para este grupo de deportistas puertorriqueños, al igual
que los dirigentes deportivos del momento, hubiera sido fácil rendirse y
pregonar discriminación y prejuicio contra ellos, y nadie se hubiera atrevido
contrariar este argumento.
Es por eso que el que nosotros hoy en día utilicemos este
proceso del draft como el pretexto principal de la escasez de peloteros
grandesligas puertorriqueños hasta cierto punto disgusta.
Tuve la dicha de compartir con el legendario Victor
Pellot Power, una de las mentes deportivas más brillante que he conocido, ambos
ejercíamos funciones como scouts buscando
talento insular. Nos contaba él, como siempre tenía que viajar en la parte de
atrás de la guagua del equipo, sin poder comer en los mismos restaurantes donde
comían sus compañeros, y hasta teniendo el repudio y desprecio de muchos de ellos.
Lo difícil y penoso que era el exponer sus habilidades ante una fanaticada y
prensa hostil ante los atletas de su raza negra. En medio de estas circunstancias
Victor Pellot y todos los que en esa época se abrieron paso por las ligas
menores y eventualmente llegaron y triunfaron en las Grandes Ligas para orgullo
de todo Puerto Rico. Eso era verdadera discriminación.
El proceso del draft es antipático e intimidante para
muchos, pero el querer utilizarlo como argumento para la escasez de los
nuestros en el béisbol profesional en general pone al descubierto la falta de
inventiva y disposición de los líderes deportivos del momento.
Existen soluciones para enfrentar este proceso, el cual
lleva más de 20 años con nosotros, el primer paso es entenderlo. Luego
desarrollar una estructura que vaya acorde a los términos y condiciones que
este presenta. Nosotros los que estamos envueltos en esta industria, junto a
los líderes deportivos del país, somos los responsables de echar hacia adelante
la nueva generación de peloteros. Basta ya de excusas, el futuro del béisbol
insular depende de esto.