miércoles, 6 de junio de 2012

Carlos Javier Correa Oppenheimer

Carlos Javier Correa Oppenheimer,
producto santaisabelino.

La  histórica selección de Carlos Javier Correa Oppenheimer como el primer pelotero en haber sido escogido en el Sorteo de Agentes Libres (Draft) de las Grandes Ligas tiene connotaciones que se extienden más allá del diamante de juego.

Aunque en sus últimos años como aficionado estuvo matriculado en una escuela privada deportiva especializada para el béisbol la cual le ayudó en su preparación atlética superior, y además de ser reclutado por un programa también privado que se dedica a agrupar a los que consideran el mejor talento insular con miras a firmar al profesionalismo, la verdadera base atlética y de carácter del joven Carlos tuvo lugar en su barrio Velázquez y la comunidad Villa Camarero en su pueblo natal de Santa Isabel.

Sus padres, Carlos Correa y Sandybel Oppenheimer, gente humilde que como muchos en Puerto Rico requieren de múltiples trabajos para proveer el sustento familiar, fueron los responsables directos de inculcarles su amor hacia el deporte y de pertrecharlo de una formación cristiana como mecanismo para hacerle frente a las tentaciones a la que está expuesta nuestra juventud.

Su comunidad, con sus obstáculos y facultades, se encargo de brindarle el escenario necesario para su aprendizaje social y deportivo. Esa misma colectividad fue la que al percatarse de las habilidades de uno de sus hijos, se unió para efectuar actividades como rifas, torneos de softball y otros, con miras de ayudar a la familia en su empeño de adelantar el progreso del joven. El esfuerzo paso de ser de familiar a colectivo.

Todo ese afán, ahínco y determinación exhibida en el caso de Carlos Correa es muestra de que, a pesar de los tiempos difíciles sociales, económicos y morales en los vivimos, se puede echar hacia adelante.

El logro de Carlos y su conjunto ha trascendido de ser uno familiar y comunitario, a uno nacional. Puerto Rico se siente orgulloso de ustedes.

De esta manera, ahora suman dieciocho los prospectos boricuas los que han sido seleccionados en la primera ronda desde que se nos impuso este proceso en el 1990.

Sin embargo, más de la mitad de estos terminaron su formación como pelotero en los Estados Unidos, ya bien sea en escuelas superiores o universidades.

Esta coyuntura evidencia dos circunstancias activas en estado actual del béisbol en Puerto Rico. La primera, que poseemos del potencial humano atlético para descollar en esta industria, y en segundo lugar, que no hemos podido desarrollar una estructura eficaz en los esfuerzos de identificar, seleccionar y desarrollar ese talento joven.

El momento es excepcional para un llamado a las partes involucradas, entiéndase privadas y gubernamental, para la sistematización de un proceso que podría perpetuar el desarrollo superior juvenil en esta disciplina.