jueves, 23 de febrero de 2012

El camino a las Grandes Ligas

Con los campos de entrenamiento comienza la búsqueda de los 750 atletas que serán incluidos en los 30 rosters de los equipos de Grandes Ligas para el inicio de la temporada 2012.

Para estos jugadores el camino a las Grandes Ligas comenzó al firmar al profesionalismo e iniciar su desarrollo en el sistema de ligas menores. Algunos tardan más tiempo que otros en pulir sus habilidades en las menores antes de recibir la oportunidad de probar su calidad al nivel más alto. El promedio de años que invierten los peloteros en las menores antes de llegar a las Grandes Ligas es de cuatro años. Algunos se podrían tardar más. Sin embargo, la gran mayoría de los que firman al profesionalismo no llegan ni cerca de ese nivel. Esa es la parte que quiero explicar.

Muchos han oído mencionar las ligas menores pero muy pocos entienden este sistema, cómo funciona, su importancia y consecuencias.

Las Ligas Menores son como un laboratorio en donde las organizaciones desarrollan a sus prospectos, pero a la misma vez sirve como ‘filtro’ en donde van descartando a los que consideran no tienen lo necesario.

Cada organización de Grandes Ligas mantiene unos 6 a 7 equipos en su sistema de ligas menores. Antes de llegar al equipo ‘grande’ los recién firmados tienen que pasar por estas diferentes clasificaciones.

Comienzan en la Liga de Novatos y Novatos Avanzada. Luego pasan al nivel de Clase A, la cual a su vez se subdivide en tres niveles; Clase A Corta, Media y Avanzada. Siendo los niveles más altos la Doble A y Triple A.

Explicaré a continuación las probabilidades reales de convertirse en grandesligas de los jóvenes que firman al profesionalismo. Para efectos de esta presentación utilizaré estadísticas de las últimas dos décadas.

Anualmente firman al profesionalismo un promedio de 1,500 prospectos. Esta cantidad incluye a prospectos de países como Estados Unidos, Canadá, Puerto Rico, Japón, Australia, entre otros. Aquí no incluyo a los jóvenes dominicanos, pues este es un fenómeno separado.

De ese total que entra al sistema de ligas menores anualmente unos 1,100 jugadores no logran jugar más allá de la Clase A Avanzada. O sea, tan solo 400 juegan en Doble A. De estos, 200 pasan a Triple A y eventualmente solamente 90 son los agraciados en poder jugar en las Grandes Ligas.

En resumen, apenas un raquítico 6% (90 jugadores de 1,500 que firman al profesionalismo) logran ver sus sueños realizados.

No es mi intención desanimar o intimidar a aquellos que aspiran a jugar en las Grandes Ligas, por el contrario, considero que necesitan de esta información para que realicen lo difícil que es el camino.

Es por esto que los jóvenes deben prepararse y crear opciones viables que puedan utilizar de no funcionar su plan principal de ser jugadores grandesligas.

Aquí estriba la importancia de conseguir una educación. Al mismo tiempo que se preparan académicamente pueden desarrollar sus habilidades para el juego y alcanzar una madurez física, emocional y síquica antes de entrar al profesionalismo. De esta forma no solo aumentarían sus posibilidades de llegar a Grandes Ligas sino que también estarían creando alternativas provechosas para su futuro.

Así esto, los padres y entrenadores comunales deben concentrarse en desarrollar jóvenes con una base educativa y con carácter saludable. Después de todo el 100% de ellos tienen que vivir en sociedad.

jueves, 9 de febrero de 2012

Señales de humo

El béisbol es un negocio y como tal lo han tratado siempre los ejecutivos de la Major League Baseball. Esta industria billonaria ha visto su valor aumentar de forma extravagante en las pasadas dos décadas. Si tengo que señalar el elemento catalizador más importante en toda esta bonanza financiera ha sido la habilidad de hacer cambios y ajustarse a los tiempos de este organismo.

Innovaciones son la orden del día a nivel de Grandes Ligas tales como la del bateador designado en la Liga Americana desde el 1973 hasta la más reciente, la utilización de cámaras de video por parte de los árbitros para decidir jugadas.

Esta pasada mal llamada temporada ‘muerta’ ha sido una de las más activas de las últimas décadas. Aunque la mayoría de los cambios acordados no se pondrán en efecto hasta comenzada la temporada 2013 indudablemente las transformaciones tanto estructural como operacional del béisbol de Grandes Ligas tendrán un gran efecto a nivel mundial en este deporte.

Los países orientales ya hace tiempo hicieron los ajustes a estos cambios en cuanto a lo que ellos conciernen. Los dos campeonatos consecutivos en el ‘Clásico Mundial de Béisbol’ (2006, 2009) por el equipo de Japón es un ejemplo de esto. La reciente firma del lanzador japonés Yu Darvish por más de $100 millones para el equipo de Texas es otra evidencia.

Otros países como la República Dominicana, para bien o para mal, se han mantenido muy activos ofreciendo resistencia a todo cambio que afecte el desarrollo y la forma de hacer negocios en el béisbol local.

Incluso el gobierno venezolano calladamente se ha involucrado de lleno en el desarrollo del béisbol en ese país.

Sin embargo en Puerto Rico no hemos podido hacer los ajustes necesarios a los cambios fundamentales en la industria. Todos saben del estado económico, funcional y estructural a nivel profesional isleño de esta disciplina. No quiero hacer leña del árbol caído.

El desarrollo de nuestros jóvenes aficionados también amerita la atención de las autoridades si se tiene la voluntad real de salvar este deporte que tanto reconocimiento internacional le ha dado a Puerto Rico.

Aunque el estado actual es preocupante, el futuro no es muy halagador si continuamos en nuestra inercia colectiva en este asunto.

Los cambios que se avecinan a raíz de lo acordado en el nuevo convenio colectivo entre la MLB y la asociación de peloteros que rige del 2012 hasta el 2016 no tan solo tendrán efectos inmediatos a nivel de Grandes Ligas sino también a nivel mundial y local.

Se avecina un draft mundial el cual de aplicarse tal y como se ha propuesto sería el golpe mortal si no actuamos ahora.

La MLB es una industria privada y como tal se esta comportando, siempre buscando maximizar las ganancias de sus miembros. Ya es tiempo que dejemos de estar viendo a esta entidad como nuestros asociados en este asunto porque de su parte lo dejaron de ser hace ya bastante tiempo. Basta echarle un vistazo a las series del caribe donde la ausencia de jugadores de renombres que atraen a los fanáticos es el producto de la desatención de esta organización hacia la Confederación de Béisbol del Caribe.

Necesitamos atender este asunto, buscando iniciativas locales. Si queremos ver el renacer del béisbol en Puerto Rico tenemos que empezar cortando el cordón umbilical con la MLB y desarrollar una relación empresarial con ellos.

Tenemos dos años para hacer los ajustes. La MLB nos está enviando señales de humo ahora nos toca a nosotros el poder leer el mensaje.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Moneyball y Puerto Rico


En el 2003 Michael Lewis publicó el libro titulado ‘Moneyball: el arte de ganar un juego injusto’. En el 2011 Hollywood dramatizó y llevó a los cines esta historia donde el equipo de béisbol de Grandes Ligas, los Atléticos de Oakland, a través de su gerente general Billy Beane reinventa la forma y manera de adquirir y desarrollar los prospectos para su organización.

Realizando que su organización de bajo presupuesto estaba compitiendo de una manera desbalanceada con los equipos de mercado grande con más recursos humanos y de infraestructura Beane estructuró un sistema para identificar, adquirir y desarrollar los prospectos desde que estaban estos en escuela superior y universidades hasta que llegaban al equipo grande.

Por medio de sofisticadas formulas estadísticas basadas en récords, porcentajes y promedios han logrado mantener por muchos años la franquicia competitiva.

Al momento de implantar esta nueva filosofía que se consideraba revolucionaria en una industria donde el jugar y tomar decisiones ‘por el libro’ eran la orden del día, los Atléticos de Oakland eran el hazmerreír de las demás organizaciones.

Con el tiempo comenzaron a salir de sus filas jugadores de gran calidad de la talla de Jason Giambi, Tim Hudson, Johnny Damon, Barry Zito y muchos otros.

Mientras los Atléticos de Oakland continuaban año tras año entre los líderes divisionales aun siendo un equipo de mercado pequeño y de bajo presupuesto.

Llegado este punto ya las estrategias de su gerente general Billy Beane dejaron de causarle gracia a las demás organizaciones.

Traigo a colación la historia del libro y película ‘Moneyball’ por el simple hecho de que Puerto Rico ha visto su cantidad y calidad de peloteros grandesligas disminuir de forma desesperante y veo una analogía entre las dos situaciones.

Son muchos los entendidos en la materia que consideran que los prospectos puertorriqueños se encuentran desventajados en comparación con los jóvenes desarrollados en los Estados Unidos y Canadá con la imposición en 1989 del Draft en la isla.

Al no tener nuestras escuelas superiores y universidades un torneo organizado de béisbol donde los jóvenes puedan competir y desarrollarse al igual que en los países norteamericanos dependen estos casi exclusivamente de los torneos tradicionales donde tan solo juegan un día a la semana.

Sin embargo han pasado ya 22 sorteos desde el 1989 hasta el presente y todavía no hemos podido hacer los ajustes necesarios para subsanar la llamada desventaja.

Nosotros los que estamos de lleno en el béisbol organizado o que tenemos la encomienda de desarrollar el deporte isleño tenemos que unir esfuerzos para reinventar la forma y manera de desarrollar a nuestros jóvenes. Los métodos tradicionales ya pasaron a la historia. Se necesitan nuevas estrategias y filosofías de desarrollo.

Tenemos los recursos para lograrlo, se necesita la voluntad de hacerlo. Los invito a que desarrollemos el ‘arte de ganar un juego injusto’.